Definición de arrepentimiento
Entonces,
ya ves que el hombre está en una posición de rebeldía contra la
soberanía y la autoridad de Dios. Por eso es que nuestro Señor Jesús
vino al mundo predicando: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 4:17). Ordena a cada
pecador que abandone sus armas de rebelión y enarbole la bandera blanca
de rendición para entrar al Reino de Dios. En otras palabras, el
pecador tiene que cambiar de parecer en lo que respecta al pecado.
Y esto es exactamente lo que significa arrepentirse: cambiar de parecer en lo que respecta al pecado y a Dios, lo cual da como resultado el apartarse del pecado y acercarse a Dios. http://es.gospeltranslations.org/wiki/Arrepentimiento_B%C3%ADblico/El_significado_del_arrepentimiento
¡Y qué apartarse es éste! El arrepentimiento afecta la totalidad de la vida del pecador.
¡Y qué apartarse es éste! El arrepentimiento afecta la totalidad de la vida del pecador.
El
vocabulario bíblico relacionado con el arrepentimiento es realmente
rico. Encontramos el tema del arrepentimiento a través de toda la Biblia
y expresa su idea aun cuando no se usa la palabra misma. En el AT, dos
palabras hebreas, los verbos nacham y shub son traducidos con frecuencia como arrepentimiento. Léxico hebreo y arameo del Antiguo Testamento dice que nacham significa: “lamentarse, llegar a deplorar algo, arrepentirse” como en Job 42:6: “Por tanto me aborrezco, y me arrepiento en polvo y ceniza.” Un Comentario del Antiguo Testamento dice: “Nacham es la expresión exacta de metanoeo,
el dolor santo del arrepentimiento del que no se arrepiente. Se
arrepiente (sentado) en polvo y cenizas al estilo de los que sufren el
dolor profundo por la pérdida de un ser querido”. Con respecto a shub,
que significa “volverse”, dice: “La Biblia abunda en expresiones
idiomáticas que describen la responsabilidad del hombre en el proceso de
arrepentimiento. Tales frases incluyen los siguientes: ‘inclinad
vuestro corazón a Jehová Dios de Israel’ (Josué 24:23), ‘circuncidaos a Jehová’ (Jeremías 4:4), ‘lava tu corazón de maldad’ (Jeremías 4:14), ‘haced para vosotros barbecho’ (Oseas 10:12), etc. No obstante, todas las expresiones de la actividad penitencial del hombre se suman y resumen en este verbo único: shub.
Porque combina en sí, mejor que ningún otro verbo, los dos requisitos
del arrepentimiento: volverse del mal y volverse hacia lo bueno.”
Concluyen diciendo: “Es cierto que no hay en el Antiguo Testamento una
definición sistemática de la doctrina del arrepentimiento. Mayormente,
la Biblia lo describe (Salmo 51).
No obstante, el hecho de que las personas son llamadas a “volverse”, ya
sea “a” o “de” implica que el pecado no es una mancha indeleble, sino
que por volverse, lo cual es un poder dado por Dios, el pecador puede
encaminar en otra dirección su destino. Hay dos maneras de comprender la
conversión, como el acto soberano gratuito de la misericordia de Dios y
el acto del hombre por medio del cual va más allá de la contrición y el
lamentarse a una decisión consciente de volverse a Dios. Esto último
incluye el repudio de todo el pecado y una confirmación de la voluntad
total de Dios sobre la vida de uno”.
En el NT, tres palabras griegas expresan arrepentimiento: los verbos metanoeo, metamelomai y el sustantivo metanoia. 1) Según el (Léxico analítico del Nuevo Testamento griego), metanoeo es usado “predominantemente en relación con un cambio religioso y ético en el modo de creer en cuanto a dos actos: arrepentirse, cambiar de idea, convertirse (Mateo 3:2)”. También puede expresar un elemento emocional: “como sentir remordimiento y contrición, sentirse compungido (Lucas 17:3, 4)”. 2) metamelomai significa “sentir remordimiento, arrepentirse”. Metamelomai significa “cambiar de idea acerca de algo, con la probable inferencia de un remordimiento-- ‘cambiar de idea, pensar de un modo diferente’”. 3) “Metanoia significa “un cambio de idea que lleva a un cambio en la conducta”. Metanoeo y metanoia: “Cambiar la manera de vivir de uno como resultado de un cambio completo de sus pensamientos y actitudes con respecto al pecado y la justicia–‘arrepentirse, cambiar su manera de ser, arrepentimiento’. Metanoeo: ‘Y saliendo, predicaban que los hombres se arrepintiesen’ (Marcos 6:12). Metanoia: ‘¿ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?’ (Romanos 2:4)Aunque en español uno de los componentes centrales del arrepentimiento es el dolor o contrición que la persona experimenta debido al pecado, el énfasis en metanoeo y metanoia parece ser más específicamente el cambio total, tanto en el pensamiento como en la conducta, con respecto a cómo una debe pensar al igual que actuar”. La importancia de estas definiciones es que aunque el énfasis principal en el arrepentimiento es el cambio de idea que lleva al cambio de la conducta, no se puede descartar el elemento emocional de contrición o remordimiento.
Lo que incluye el arrepentimiento
Por lo tanto, arrepentirse es cambiar de parecer en cuanto al pecado y a Dios, lo cual da como resultado el apartarse del pecado y acercarse a Dios. ¡Y qué apartarse es éste! El arrepentimiento afecta la totalidad de la vida del pecador.
Arrepentimiento incluye que el pecador asuma la culpa de su condición pecaminosa
ante Dios y ponerse del lado de él en contra de sí mismo. El penitente
no culpa a ningún otro de su condición, sino que se condena a sí mismo
bajo la ira eterna de Dios porque se lo merece.
Arrepentimiento incluye sentir gran tristeza por el pecado. 2 Corintios 7:10 dice que “la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse”. Y Mateo 5:4 dice: “Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación”.
El arrepentimiento lleva a confesar los pecados. No escondiendo nada, el pecador se hace responsable de sus pecados y abre su corazón pecaminoso a Dios.
Además, el arrepentimiento lleva a renunciar al pecado.
El pecador arrepentido toma la determinación de no volver a él. Por lo
tanto, en el arrepentimiento bíblico, el pecador convicto y convencido
asume su lugar ante de Dios como un condenado con justicia. Aborrece su
pecado, anhela ser libre de él. Siente gran tristeza por su pecado y
toma la determinación de no volver a él. Y demuestra que su
arrepentimiento es real andando en la senda de justicia y en auténtica
santidad. “Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento” es la
evidencia de que ha ocurrido un cambio radical en nuestra vida (Mateo 3:8).
Arrepentimiento y juicio
En Hechos 17:30 leemos estas palabras: “Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan”. Dios dice que todos
los hombres –no sólo los gentiles, sino todos los hombres, lo cual
incluye a todo pueblo, lengua, nación y tribu. Y en el v. 31 encontramos
por qué Dios ha ordenado que todos los hombres en todas partes se
arrepientan: ¡El juicio se acerca! “Arrepentíos!” dice Dios. “El Rey viene para juzgar! Arrepentíos
si valoráis vuestra alma” ¿Por qué? “Por cuanto ha establecido un día
en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien
designó [Jesucristo], dando fe a todos con haberle levantado de los
muertos”. Sí, Dios ordena que todos los hombres en todas partes se
arrepientan y produzcan fruto digno de su arrepentimiento lo cual es una
vida santa, ¡o se enfrentará con ellos en un juicio sin misericordia!
La cuestión es que Dios es soberano
en su salvación. Sólo él establece los términos bajo los cuales recibe a
pecadores rebeldes en su reino. Su Palabra declara que él es amante,
gentil, misericordioso y generoso; pero es también santo, recto y justo.
Por lo tanto, ordena a los hombres que se arrepientan. A menos que el
pecador rebelde se arrepienta y crea el evangelio, no hay perdón. Pero
¡alabado sea su nombre precioso; es a este tipo de pecador que él
mirará! El Señor dice en Isaías 66:2 “Pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra”. También el Salmo 51:17 nos dice: “Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios”.
¡Alabado
sea el Señor! Nunca rechazará al pecador arrepentido y creyente. Cristo
vino a buscar y salvar a justamente este tipo de pecador. Escucha a Isaías 55:6, 7:
“Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está
cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y
vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios
nuestro, el cual será amplio en perdonar”. Nota que en estos versículos
hay nuevamente un mandato de que dejemos nuestro propio camino y nos
volvamos a Dios. ¡Deja tu camino y vuélvete a Dios! http://es.gospeltranslations.org/wiki/Arrepentimiento_B%C3%ADblico/El_significado_del_arrepentimiento.
Esto no significa que uno tiene que dejar todo acto de pecado antes de acudir a Cristo. Esto es imposible. Significa que cambia de parecer, se aparta de él en su corazón, y luego se aparta más y más del pecado conocido en su vida a medida que madura en Cristo.
Esto no significa que uno tiene que dejar todo acto de pecado antes de acudir a Cristo. Esto es imposible. Significa que cambia de parecer, se aparta de él en su corazón, y luego se aparta más y más del pecado conocido en su vida a medida que madura en Cristo.
El arrepentimiento es perpetuo
Debo recalcar también otra verdad: el arrepentimiento bíblico es perpetuo—el
hijo de Dios se arrepentirá hasta que Dios lo lleve a su morada. El
arrepentimiento es un modo de pensar permanente, un aborrecimiento
continuo del mal.
¡Oh,
cuántas almas preciosas han sido condenadas aquí mismo! Parecen
arrepentirse por un tiempo. Dejan sus antiguas compañías y dejan los
lugares donde cometían sus pecados: el bar, el salón de baile, la casa
de la prostituta. Parecen aceptar a Cristo. Aun predican, enseñan y
testifican de él. Pero porque son “oidores pedregales” (Marcos 4:5, 6, 16, 17),
sólo duran un tiempo. Empiezan a enfriarse, volviendo gradualmente a
sus costumbres de antes. Vuelven al pecado, vuelven a aquello a lo que
habían renunciado. Uno a uno vuelve a sus antiguos pecados y compañeros,
y vuelven al mundo. Eso es porque su arrepentimiento no era perpetuo:
no surgió del nuevo nacimiento sino de la carne. La Palabra de Dios los
describe: (2Pedro 2:20-22).
En muchos casos, ese volver es lento.
¡Pocos vuelven de una sola vez! Primero, anhelan la “libertad”;
escudriñan la Palabra de Dios para averiguar cuánta libertad tienen,
para poder vivir lo más cerca posible al pecado. Luego, poco a poco
vuelven a este pecado y a aquel otro. Por último, ya no tienen un
testimonio para Cristo, sino sólo una confesión de fe externa.
El pecado ya no los molesta. No lo aborrecen ni están en contra de él.
Se dicen a sí mismos que Dios ya no quiere que se arrepientan y
aborrezcan al pecado. Piensan que están en el camino de vida, no
obstante, ¡el pecado ya no los molesta! Entonces se vuelven a esos
pecados de los cuales una vez se habían arrepentido, diciendo: “¡Ahora
tenemos libertad para andar en estos caminos!” Pero, ¡oh, mis amigos, esto no es libertad, sino un permiso para hacer lo que siempre has querido hacer, permiso para andar en el pecado sin restricciones! ¡Has jugado con fuego y tu corazón está ahora endurecido por el engaño del pecado! (Hebreos 3:12).
También te advierto: ¡cuídate del arrepentimiento que no continúa!
No es un arrepentimiento bíblico auténtico, tu corazón volverá a estar
satisfecho con la basura del mundo: “De ceniza se alimenta; su corazón
engañado le desvía, para que no libre su alma, ni diga: ¿No es pura
mentira lo que tengo en mi mano derecha?” (Isaías 44:20). Por lo tanto, nunca lo olvides: el verdadero arrepentimiento es perpetuo. Si te has convertido de verdad, aborrecerás y dejaras tus pecados por el resto de tu vida. . Y anhelarás ser santo, ser como Cristo y agradar a Dios. Aunque
el arrepentimiento bíblico es perpetuo, esto no significa que los hijos
de Dios no tengan una lucha continua con el pecado o períodos de
“sequedad”. Pablo lo describe en Gálatas 5:17.
Pero los verdaderos hijos de Dios nunca pueden estar satisfechos o
conformes con sus pecados. El Espíritu Santo dará al auténtico creyente
la convicción de que lo está entristeciendo, iluminará su corazón y le
dará arrepentimiento y una restauración de su comunión con el Señor (Salmo 51).
Yo te pregunto: “¿Alguna vez has poseído tú el arrepentimiento bíblico auténtico que Dios ordena de todos los hombres?”
El arrepentimiento es un regalo
Ahora debo agregar que el arrepentimiento es un don de la gracia que obra en el corazón por el poder de Dios el Espíritu Santo. El arrepentimiento como un “don de la gracia” surge de la obra milagrosa del Espíritu Santo, que Jesús llamó “nacer de nuevo” (Juan 3:3; 1 Pedro 1:23). Este nuevo nacimiento también es descrito como “nacer del Espíritu” (Juan 3:5; 6, 8), “nacido de Dios” (Juan 1:13; 1 Juan 2:29; 3:9; 4:7; 5:1, 4, 18), concebidos por Dios (1 Pedro 1:3; 1 Juan 5:1, 18) y regeneración (Tito 3:5).
La Biblia usa también otros diversos términos. Ningún pecador se
arrepiente auténticamente a menos que primero haya recibido vida por
medio del Espíritu Santo.
Hechos 11:18 nos dice: “¡De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida!” El Espíritu Santo nos muestra nuestra condición pecaminosa ante Dios y pone en nosotros
la voluntad de renunciar a nuestro odio de Dios y su autoridad. Y por
su gracia nos da el anhelo de andar con él en novedad de vida y
santidad.
Como ya hemos visto, Dios nos ordena arrepentirnos porque tú y yo somos rebeldes contra Dios por naturaleza. Todo hombre aparte de Cristo es un rebelde contra el trono de Dios (Romanos 8:7).
Debido a nuestra naturaleza pecaminosa hemos determinado vivir nuestra
vida apartados de Dios. Por eso tenemos que cambiar radicalmente nuestra
manera de pensar con respecto a vivir independientemente de él. ¡Esto
lo demostramos por medio de nuestro clamor a Dios pidiéndole que sea
nuestro Señor y el Soberano de nuestra vida!
Porque
le hemos escupido en el rostro, blasfemado su nombre, inclinado ante
los dioses del oro y del placer, pasado su día como nos place y andado
con orgullo y arrogancia contra él, Dios nos manda arrepentirnos y creer
en el Señor Jesucristo. Tenemos que cambiar nuestra manera de pensar
acerca del orgullo y la arrogancia, acerca de la codicia y los placeres
mundanos y acerca de andar por nuestro propio camino. Tenemos que clamar a él para que obre su amor en santidad en nosotros.
Sí,
mi amigo, porque no lo hemos amado a él con todo nuestro corazón, alma,
mente y fuerzas y hemos derrochado nuestro amor en el yo y en el mundo,
Dios nos ordena arrepentirnos y confiar en el Señor Jesús para remisión
de nuestros pecados. Porque, fíjate bien, el arrepentimiento auténtico
quita al yo del trono y entroniza a Cristo como Señor sobre cada área de la vida.
El arrepentimiento dado por Dios
Dios
no ha parado de crear. El eterno poder y la Deidad de Dios se establece
en lo que ha creado. Dios se ha propuesto hacer una creación nueva, en
cada uno de nosotros. Dios siempre anuncia lo que va hacer. Hebreos 1: 1-4. El no habla del poder de su palabra, el habla de la palabra de su poder. Porque su poder anuncia lo que va hacer. Juan 1:3 dice…Dios sigue siendo el mismo, nada será hecho si él así no lo determina.
Cuando nos movemos en la carne, es decir por nuestra propia voluntad y querer, nos estamos moviendo como moabitas.
Moab:
producto de la relación incestuosa entre Lot y una de sus hijas.
Moabita es alguien que ha sido creado por voluntad de hombre y no por
voluntad y palabra de Dios. Ser moabita es considerarse semejante a Dios
en cuanto a ser padre con la capacidad de crear. Dios quiere eliminar
de nosotros esa carnalidad. El único creador es Dios.
Basados en este principio vamos a pedirle a Dios que hable la palabra que ha de crear algo en nosotros. Cuando le decimo “Padre nuestro”
le estamos dando la oportunidad a Él que sea el único creador. Debemos
decirle vengo a pedirte que hables tu palabra sobre mí, palabra de
creación, palabra de liberación, etc, Ejemplo de una persona luchando
contra una adicción, sería Señor ordena a mí vida libertad de tal
adicción, entonces como dice el Salmo 33:9.
“El habló y existió”
Para que Dios hable su palabra sobre nuestras vidas, Él nos lleva a ser personas de oración, no de una manera religiosa, el Señor dice en su palabra en Isaías 62:6-7 Dios manifiesta lo que hay en su corazón, Dios desea que nosotros nos dispongamos a ser esos guardas que no reposan de noche ni de día. Digámosle, Señor ordena a mi vida que yo sea guarda de los muros de Jerusalén y que no repose ni de noche ni de día hasta que tú hayas establecido tu reino sobre mí.
“El habló y existió”
Para que Dios hable su palabra sobre nuestras vidas, Él nos lleva a ser personas de oración, no de una manera religiosa, el Señor dice en su palabra en Isaías 62:6-7 Dios manifiesta lo que hay en su corazón, Dios desea que nosotros nos dispongamos a ser esos guardas que no reposan de noche ni de día. Digámosle, Señor ordena a mi vida que yo sea guarda de los muros de Jerusalén y que no repose ni de noche ni de día hasta que tú hayas establecido tu reino sobre mí.
Lo
primero que Dios quiere que nosotros le pidamos es el arrepentimiento,
porque solo cuando haya llegado el arrepentimiento en nuestras vidas, se
generará en nosotros el despertamiento y este a su vez traerá el avivamiento y finalmente el advenimiento de nuestro Señor Jesucristo.
El arrepentimiento es algo divino, es algo que viene del cielo, el ser humano no puede crear arrepentimiento. La iglesia ha permanecido viviendo en un estado
engañoso, le predicamos a los inconversos, les decimos sobre el
arrepentimiento, les decimos Dios quiere darse enteramente para ti, y lo
hará cuando tú decidas no vivir para tus propios propósitos, sino para
los propósitos de Dios, Cuando tu decidas que Dios no existe para
complacerte a ti, sino para que tú existes para complacerlo a Él; si
estás dispuesto a dejar
a un lado tus propias metas y propósitos entonces te habrás
arrepentido, la persona entiende, le decimos entonces si tú te
arrepientes y ya no vives para ti es decir has muerto para ti, entonces
el paso siguiente es sepultarte, es decir el bautismo en agua. Dios te
da el perdón de pecados y te da el don del Espíritu Santo, entonces el
Espíritu Santo inicia el proceso de proclamar, decretar los cambios en
tú vida. El inconversos dice entiendo, yo quiero arrepentirme, yo deseo
bautizarme, ¿crees que este proceso está bien? Y la mayoría de nosotros
decimos que sí.
Supongamos que tú estás muriendo de sed, sabes estoy muriendo de sed
dices, entonces yo te muestro el agua y te digo, esto es lo que tú
necesitas, el agua está disponible, es gratuita, tu lo entiendes , tú lo
sabes, tú anhelas el agua, quieres beberla, pero tú no te salvas hasta
que no se te da el agua.
Muchos
creemos que es suficiente con saber las cosas, entenderlas, quererlas
respecto al arrepentimiento, pero ese arrepentimiento debe darlo Dios, y
tú esperar a experimentar que Dios te dio ese arrepentimiento de lo
contrario estarás como esos embarazos falsos o psicológicos. Le decimos a
la mujer tú puedes concebir una creatura, tienes la edad para hacerlo,
tienes el cuerpo para hacerlo, ella lo cree y empieza a sentir los
síntomas, pero si ella no recibe el esperma, si ella no recibe el gen
que está en el esperma ese embarazo es falso. Hemos entendido la doctrina,
yo sé lo que es el arrepentimiento, yo deseo el arrepentimiento,
entonces debo pararme delante de Dios y decirle, señor habla la palabra
de arrepentimiento para mi vida, esa palabra que transformará mi
relación contigo. Nos hemos acostumbrado a oraciones vacías, ordenadas
por hombres, mecánicas, preconcebidas.
La
historia nos habla de los avivamientos modernos en los años 1905 –
1097 En California , Estados Unidos, en calle de azuza, la presencia de
Dios era tan manifiesta que las personas llegaban no a conversar, no ha
saludarse, llegaban a orar, orar es un acto creativo, las personas
estaban postradas, orar es ayudar a Dios a crear, es un proceso, la
gente pasaba al frente , al altar para clamar a Dios que les tocara, que
hubiese un toque del cielo para que sus corazones fueran mudados al
propósito de Dios. Amado Dios redime de todo engaño y mentira, habla, ordena, redención de la mentira y del engaño, quiero ser un hombre arrepentido, volverme hacia ti de todo mi corazón.
Si
no hay arrepentimiento verdadero en la casa de Dios como vamos hablar
de arrepentimiento a los de afuera. En hechos 5:30 dice que quien da el
arrepentimiento es el Príncipe Jesucristo. El arrepentimiento es un
regalo de Dios, Dios lo da con gracia, provisión de Dios, no es dado por los hombres.
Juan Bautista, en el estaba el espíritu de Elías (Elías
significa Dios mismo), es decir el Espíritu de Dios estaba en Juan
ordenando, creando, arrepentimiento en las gentes, eso es lo que Dios
está buscando un grupo de hombres y mujeres que trabajen al lado de Dios
en ese trabajo de parto.
Juan 6: 22-27
¿Cómo se trabaja por la comida que permanece para vida eterna? ¿Cual es
ese pan? Los V31, 32, 33 nos lo aclara, el mana no es el pan del cielo,
este se podría. Jesús es el verbo de Dios, es la palabra viva de Dios,
es la expresión de Dios, Él
está en nuestros corazones, pero para que él se vuelva pan, él debe
hablar la palabra que Dios tiene para nosotros a través de él. La
palabra que sale de la boca del Padre es para Jesús, y él la da al
Espíritu santo el cual la habla a nosotros, esa es la comida que
permanece para siempre.V51, 63.
Trabajar por la comida que permanece para vida eterna es meterme en oración con Dios, para que Dios dé
a luz su palabra hablada sobre mi vida y sobre la vida de todos los
hombres, proponernos estar en oración hasta que Dios declare su palabra
sobre mi vida.
Puedo
entender todos los misterios de Dios, puedo escuchar a todos los
ungidos de Dios, puedo leer toda la literatura que tenga de Dios, pero
mientras el Dios del cielo no hable cosas sobre tu vida, nada será hecho
en ti.
Nuestra oración debe ser Señor habla, no cayes, Señor di la palabra, Señor ordena sobre mi vida.
Jesús
le hablo a 300- 400 personas o sea los que podían estar en algún
momento con Él. Era uno para predicarle a 300- 400, ahora es uno para
predicarle a uno, a ti, porque está dentro de ti, el señor no se
cansará eso dice Isaías 59:20.
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