Mateo14:22-33
Mar de Galilea = lago de Genesaret. Lago de agua dulce alimentado por el rio Jordán. En la antigüedad se llamaba mar de Cineret o mar de Tiberias. Este lago se halla rodeado de colinas, excepto allí donde entra y sale el rio Jordán. A pesar de que su agua es dulce, este lago recibe el nombre de mar, a causa de su considerable extensión en relación con el país. De la embocadura a la desembocadura excede los 20 Km.; su mayor anchura, frente a Magdala, es de 12 Km. Se halla a unos 208 m. por debajo del nivel del Mediterráneo, lo que le da un clima semitropical; El Hermón (monte sagrado=monte de Sión), coronado de nieves perpetuas, no se halla lejos, en ocasiones se originan repentinas y violentas tempestades sobre sus laderas, que se abaten sobre el lago.
En el curso de este evento, Jesús realiza no un milagro sino tres. El mismo camina sobre el agua, hace que Pedro camine sobre el agua y luego calma la tempestad.
La gente estaba contenta por la comida provista por Jesús y quería forzarlo a ser su rey, según la expectativa popular de un Mesías político (Juan 6:15). Al darse cuenta de este propósito, Jesús no demoró en obligar a los discípulos a partir en la barca a la otra orilla, mientras despedía a la gente. “Obligar” es un término fuerte que implica resistencia. Sería que los discípulos simpatizaban con los intentos de la multitud de forzar a Jesús a ser su rey, o que no querían dejar la multitud excitada, o que ya soplaban vientos anunciando una tormenta.
Jesús había buscado quietud durante el día, pero fue acosado por las multitudes. Al fin, pudo despedir a la gente y apartarse a un lugar solitario. Es un hermoso cuadro del Salvador del mundo a solas con el Padre en comunión ininterrumpida. Buscó, en los momentos de crisis, prolongados períodos de oración, como cuando escogió a los discípulos (Lucas. 6:12) y en Getsemaní. Este fue un momento crítico, también, pues había llegado al apogeo de su popularidad. Satanás por medio de la gente estaba tentándole otra vez, ofreciéndole un reino de este mundo, un reino político. Pronto la gente dejaría de seguirlo. ¡Cómo buscaba tales oportunidades de comunión con su Padre, aun estando cansado después de un día lleno de demandas! ¡Qué ejemplo para todo seguidor suyo!
Jesús nos invita a dejar la zona de seguridad y atrevernos a muchas cosas más grandes, Jesús ofrece caminar junto con nosotros fuera de la zona de comodidad.
Enseguida hizo que los discípulos subieran a la barca y fueran delante de Él a la otra orilla, mientras El despedía a la multitud. Mt 14:22 Puedo notar en este versículo que cuando Jesús da la orden a sus discípulos de ir a la otra orilla les provee el medio para poder realizarlo, los hizo subir a la barca que los llevaría a su destino, es lo maravilloso de recibir las ordenes de Jesús, siempre nos proveerá de los medios necesarios para poder cumplir dichas ordenes. En esta oportunidad Jesús no sube con ellos a la barca, envía antes a los discípulos y Él se queda con la multitud, notamos en esto que hay cierta diferencia entre la multitud y los que son enviados por Él, existe algún tipo de separación entre estos dos grupos, Jesús tiene planes y ordenes específicas para personas especificas. Inmediatamente al despedirse de la multitud y que los discípulos emprenden el viaje a la otra orilla, Él sube al monte a orar, Jesús no acompañó de inmediato a sus enviados, pienso que ellos notaron inmediatamente su ausencia, estaban navegando a medio mar sin Jesús, otro factor importante a notar en estos primeros versos, muy seguramente vamos a sentirnos totalmente solos, navegando en aguas turbulentas, sin Jesús, pero debemos de entender que Él sigue orando en el monte, sin duda alguna hemos sentido su ausencia, pero aprendamos que nuestro Señor sigue orando todo el tiempo. En los momentos de soledad es donde a Él le gusta operar. La barca se ha retirado de la orilla, la dimensión terrena se ha quedado atrás, los discípulos se han separado de tierra segura, ahora están enfrentado solos una nueva dimensión, la Biblia declara que la barca ya estaba muy lejos de la tierra, se encontraba a muchos estadios de distancia, el viento era contrario, las olas cada vez más fuertes, la barca estaba siendo azotada por el mar, lo mostrado por el Padre es el interés de ser movidos de posición, Dios está interesado en un cambio de ubicación, las escenas en Dios cambian, la senda del justo es como la luz de la aurora, en constante cambio. Proverbios 4: 18 Notemos que Jesús hizo subirlos a la barca, en otra traducción dice, los obligó, podemos ver el claro interés de Dios en querer darnos ubicación nueva, Él quiere darnos un cambio nuevo, nos está ofreciendo una nueva dimensión, pero por supuesto es necesario atravesar la tormenta, es primordial salir victorioso del tiempo "turbulento". Ahora es más entendible el estar atravesando tiempo de prueba, es más fácil comprender ahora que los tiempos difíciles son un prefacio para la nueva dimensión, son antesala de la otra "orilla" Las aguas se enfurecieron, las olas les azotaban, eran una especia de látigos, era un momento muy delicado, de mucho riesgo, pero para la persona que obedece en subirse a la barca encuentra en Jesús una respuesta favorable, muchos pueden estar subidos en la barca de manera obligada, pero al final de cuentas están subidos buscando la otra orilla; a medio camino el enemigo se levanta, es algo típico de los caminos de Dios, el Diablo y sus espíritus se van a levantar en contra del propósito de Dios, se van a querer entrometer en los planes de los enviados, pero Dios se glorificará sobre de cualquier circunstancia adversa.
La noche estaba dividida en cuatro vigilias de tres horas cada una. En la cuarta vigilia, entre las tres y seis horas de la mañana, habiendo pasado casi toda la noche orando, Jesús contempla a sus discípulos en una gran crisis. Fue a ellos caminando sobre el mar (v. 25). Es el segundo milagro consecutivo que demuestra el poder de Jesús sobre el mundo material. La reacción de los discípulos se expresa en dos emociones: (1) Fueron sacudidos en su corazón y (2) gritaron de temor (v. 26). No era para menos, pues ya estaban preocupados y cansados por los fuertes vientos y las olas crecidas. En medio de las olas, apareció una figura probablemente luminosa en la madrugada oscura, pues pudieron verla con claridad. Se turbaron (v. 26) es la traducción del verbo griego utilizado en Juan 14:1 y significa “ser fuertemente sacudido”. Representa un estado de ánimo agitado. Gritaron es un término que también se traduce “clamar”, o “dar voces”, especialmente en momento de gran temor clamando por socorro. Fantasma es la transliteración del término griego que significa “aparición”. Los judíos generalmente creían en apariciones, y es natural que hubiesen saltado a la conclusión de que la figura sería un espíritu (Lucas. 24:37), o aparición.
Sin demora, Jesús se identifica y manda quietud de ánimo. Se identifica con la expresión altamente significativa y mesiánica: ¡Yo soy! (v. 27). “Yo soy” es la traducción del nombre hebreo “Jehovah” Éxodo 3:14; Juan 6:35; 8:12. Seguramente ellos reconocieron también el timbre inconfundible de su voz. ¡Tened ánimo! (v. 27) traduce un verbo griego, tiempo presente imperativo, y expresa un mandato de comenzar algo ahora y continuarlo por tiempo indefinido. ¡No temáis! (v. 27) también es un verbo griego tiempo presente imperativo que, con la partícula de negación, expresa la prohibición de continuar una acción ya comenzada. Jesús primeramente calmó la “tempestad” en el corazón de los discípulos y luego la tempestad en el mar.
Ahora en medio de la tormenta Jesús aparece a los discípulos con apariencia de un fantasma, ellos se asustaron hasta el punto de gritar de miedo, no era para menos, todo era contrario para ellos en ese momento, las olas cada vez más fuertes y la barca estaba siendo azotada, y es en este momento "extremo" cuando Pedro se da cuenta que es Jesús y es animado por Él a dejar la barca también, esta es la manera de operar de Dios, nos da la orden, nos entrega el recurso y ahora nos invita a dejarlo, Pedro estaba siendo retado a dejar la barca, el único recurso que lo mantenía con vida, Pedro estaba siendo motivado a desprenderse de lo que Él mismo Jesús le había proveído, a la manera de Abraham, Dios le da un hijo y años más adelante se lo pide para ofrecerlo en sacrificio, no para dejarlo sin nada, todo lo contrario, para que se diera cuenta que si uno se desprende de algo, lo mucho aparecerá. Jesús nos invita a dejar la zona de seguridad y atrevernos a muchas cosas más grandes, Jesús ofrece caminar junto con nosotros fuera de la zona de seguridad, caminar sobre las aguas que se han levantado en contra de nosotros. Solo notemos que Jesús viene transformado, llega cambiado de naturaleza al rescate de aquel que obedece, se presentó como un "fantasma" pero solo a los discípulos, no a la multitud, ese cambio de naturaleza es en favor de los que son verdaderos discípulos. Jesús llegó caminando sobre del mar, tomó la plena autoridad y ejerció el señorío sobre las olas, sobre el viento, sobre los azotes del mar, la autoridad del Hijo de Dios se hizo notar sobre las circunstancias que eran contrarias a los hombres, de esa misma manera Jesús mostrará su poder y gloria sobre todo factor contrario a nuestro propósito, todo aquello que se levante en contra de nuestro propósito Dios se encargará de someterlo a su poder. Pedro tuvo que llegar a donde estaba Jesús abandonando su zona de seguridad, saliendo de su zona de confianza, uniéndose a Jesús en una misma dimensión, donde la fe impide que el agua domine, esta es conocida como la dimensión de lo sobrenatural, Jesús no llego hasta la barca, esperó que un Pedro saliera de la zona cómoda, para llegar a conocer esta dimensión es necesario dejar las zonas “seguras”. Si el día de hoy Jesús está pidiendo dejar incluso los recursos que Él mismo ha concedido, es seguramente porque tiene algo de mucho mayor nivel y dimensión que la actual, esto provocará que se llegue al otro lado de la orilla, nos moverá de ubicación y concederá una posición mejor.
Algunos consideran que la solicitud de Pedro...manda que yo vaya a ti... (v. 28), es una presunción de su parte. Pero el hecho de que Jesús no lo haya reprendido, sino que lo aprobó, indica que no fue así. Si eres tú (v. 28) es una construcción de primera clase condicional, en griego, y presume la realidad de la premisa. Podría ser traducida: Puesto que eres tú.... Por lo tanto, la expresión no refleja una duda de parte de Pedro. Expresa, más bien, su carácter impetuoso.
Verdades prácticas
Un proverbio árabe dice:
Lo fácil ya está hecho
Lo difícil lo haremos
Lo imposible lo venceremos
A Pedro le faltó concretar lo último de este proverbio, "vencer lo imposible", al pretender caminar sobre las aguas (14:30). El problema radica en que normalmente somos vencidos por aquello que consideramos que no es muy fácil vencer. Felizmente la mano de Jesús, siempre extendida, nos saca a flote en medio de las dificultades. Con él es posible vencer lo imposible .
Mientras Pedro mantuvo su vista fijada en Jesús, caminó sobre el agua. Cuando contempló el viento furioso y las olas amenazantes, desviando su vista de Jesús, en ese momento comenzó a hundirse (v. 30). El grito de Pedro, ¡Señor, sálvame!, puede indicar el temor de Pedro de ahogarse, a pesar de que sabría nadar, pues las olas serían una amenaza para el mejor nadador. Podría indicar también que Pedro se daba cuenta de su error, de su fracaso de fe. En todo caso, Jesús no demoró en responder con la mano extendida para levantarlo. No hay un solo caso en la Biblia de una persona que haya pedido sinceramente socorro a Jesús y le haya sido negado.
Jesús no reprendió una supuesta “presunción” de Pedro, pero sí su poca fe. El texto dice literalmente “pocafe-hombre”. En efecto, Jesús le dice a Pedro: “¡Qué lástima, Pedro! Justo cuando comenzaste a caminar sobre el agua, comenzaste a dudar.” Dudaste (v. 31) significa estar entre dos ideas, u opiniones, dividido. Por un lado creía en el poder de Jesús, pero por otro lado temía las olas. La integridad de los escritos bíblicos se ve en el hecho de que no procuran esconder las debilidades de los héroes de la fe.
El tercer milagro aconteció cuando entraron en la barca: Se calmó la tempestad. Se calmó traduce un término que significa “agotarse”, o “cansarse”. Da la idea de que los vientos se agotaron, de que todas sus energías estaban gastadas. Ante estos tres hechos maravillosos, los discípulos respondieron con un “culto” de adoración en la barca en el cual, al unísono, todos afirmaron su fe en este hombre como el Hijo de Dios (v. 33). El término lo identifica como el Mesías y es la expresión más elevada de fe de parte de los discípulos. Es un hermoso contraste con la actitud de rechazo de las multitudes el día anterior. Si la fe de los discípulos flaqueó el día anterior, ahora estaba firme otra vez. Los discípulos habían aprendido lecciones valiosas en el curso de los eventos. Jesús vigila constantemente sobre los suyos, aun cuando ellos no son conscientes del hecho. Viene a nuestro lado para prestar ayuda cuando clamamos “¡Señor, sálvanos!”.
¿Te animas a caminar sobre el agua?"
Dios todavía les pide a sus seguidores hacer cosas extraordinarias y, si no lo estás buscando, es posible que no lo veas. He sentido atracción durante muchos años por la historia de Pedro cuando sale de la barca y camina sobre el agua con Jesús. Es uno de los mejores retratos del mayor significado del discipulado en La Escritura. Veamos un poco, ¿de qué está hecho alguien que camina sobre el agua?
Ellos reconocen la presencia de Dios Pedro y sus compañeros se metieron en un pequeño bote una tarde para cruzar el mar de Galilea. Jesús quería estar solo, así que se fueron a navegar sin Él. A Pedro no le incomodó eso: había estado en barcas toda la vida. Es más, le gustaba. Pero esta vez se desencadenó una tormenta. Y no se trató de una ráfaga cualquiera. El Evangelio de Mateo dice que la barca era “zarandeada” por las olas. Fue tan violenta que lo único que los discípulos podían hacer era mantenerla a flote. Para las tres de la mañana me imagino que no estarían preocupados por llegar a la otra orilla: solo querían seguir vivos. Entonces uno de los discípulos notó una sombra que se movía sobre el agua en dirección a ellos. Mientras se acercaba, comenzó a notarse una figura humana que caminaba.
Detente un momento para dejar que la imagen tome forma. Los discípulos estaban angustiados y la única persona que podía ayudarlos se estaba acercando a ellos. Solo que Él no estaba en la barca y los discípulos no lo reconocieron. Maravillosamente, el no tener una embarcación no parecía impedir a Jesús en lo absoluto. Pero los discípulos estaban convencidos de que se trataba de un fantasma, así que se aterrorizaron y gritaron con temor. Desde nuestra perspectiva, podemos preguntarnos cómo es que no pudieron saber que se trataba de Jesús. ¿Quién más podría ser? Mateo, sin embargo, quiere que sepamos que algunas veces se requiere de los ojos de la fe para reconocer a Jesús cuando está cerca. Muchas veces, a mitad de la tormenta, zarandeados por las olas de la decepción y la duda, no somos mejores que los discípulos si se trata de reconocer la presencia de Jesús.
¿Qué pretendía Jesús caminando por… digo, sobre el lago a las tres de la mañana? Solo por un momento profundicemos un poco. Hay una pista en la versión que da Marcos de esta historia en su evangelio. Marcos 6:48 Marcos dice que Jesús “iba a pasarlos de largo” sobre el agua pero que, cuando lo vieron caminar sobre el lago, creyeron que era un fantasma. ¿Por qué Jesús quería “pasarlos de largo”? ¿Decidió competir con ellos en una carrera? ¿Quería impresionarlos con un truco realmente bueno?
El verbo parérjomai (“pasar junto”) es utilizado en la traducción griega del Antiguo Testamento como un término técnico relacionado con una teofanía: esos momentos determinantes cuando Dios hizo “apariciones notables y temporales en el reino terrestre para un grupo o individuo seleccionado con el propósito de comunicar un mensaje”.
“Cuando yo pase en todo mi esplendor…”, dijo Dios a Moisés mientras lo colocaba en la hendidura de una roca para que pudiera verlo, y luego le dio a conocer su nombre “pasando delante de él”. Éxodo 33: 18-23
Dios le dijo a Elías que se presentara en la montaña ante Él, porque estaba a punto de “pasar por allí”. 1Reyes 19: 11-13 .
Hay un patrón en estas historias. En cada caso Dios tuvo que atraer la atención a través de la zarza ardiente, del viento y del fuego… o caminando sobre el agua.
En cada caso Dios los llamó a hacer algo extraordinario. En cada caso la persona a quien Dios llamó, sintió temor. Pero cada vez que esa persona dijo “sí” a su llamado, sintió el poder de Dios en su vida.
Así que, cuando Jesús se acercó a los discípulos sobre el agua intentando “pasarlos de largo”, no estaba nada más que haciendo un formidable acto sobrenatural. Estaba revelando su divina presencia y poder. Solo Dios puede hacer algo así: “Él (…) reprendió al viento y a las olas”.
Es interesante observar que los discípulos entraron a la barca originalmente por órdenes de Jesús. Tenían que aprender, al igual que nosotros, que la obediencia no es garantía para evitar la adversidad. Y en el instante en que la tormenta captó toda su atención, Jesús decidió que era el momento en el que los discípulos tenían que aprender un poquito más acerca de Él. “De eso se trata, amigos”, les aseguró. “Pueden confiar en mí. Conocen mi carácter y mi capacidad. Pueden entregarme con seguridad su destino en mis manos. Tengan valor. Soy yo.”
No lo habían entendido en su totalidad todavía, pero Dios los visitó en la carne, al caminar sobre el agua.
Mateo quiso que sus lectores entendieran que, a menudo, Jesús viene cuando menos se lo espera: a las tres de la mañana, en medio de una tormenta. “De acuerdo a Las Santas Escrituras, los extremos humanos son un punto frecuente de encuentro con Dios”. Esos momentos determinantes, dispuestos por Dios, los tendremos tú y yo. Dios todavía les pide a sus seguidores hacer cosas extraordinarias y, si no lo estás buscando, es posible que no lo veas. En la barca se sentaron doce discípulos y no sabemos cómo es que once de ellos respondieron a esa voz. Tal vez con confusión, admiración, incredulidad o con un poco de cada una. Pero uno de ellos, Pedro, estaba a punto de convertirse en un caminante sobre el agua. Él reconoció la presencia de Dios en el lugar más inusual. Se dio cuenta que esta era una extraordinaria oportunidad para el crecimiento y la aventura espiritual. Así que se le ocurrió una idea. Ellos disciernen entre la fe y la necedad.
Pedro respetó al caminante sobre el agua: “Si eres tú… mándame que vaya a ti sobre el agua”. ¿Por qué razón incluye Mateo este detalle? ¿Por qué Pedro simplemente no se zambulló en el agua? Creo que por un motivo muy importante. Esta no es una historia acerca de cómo correr riesgos. Se trata en esencia de un relato sobre la obediencia. Eso significa que tengo que discernir entre un llamado auténtico de Dios, y lo que puede ser simplemente un necio impulso mío. El valor por sí solo no es suficiente, debe estar acompañado de sabiduría y discernimiento.
Mateo no elogia el arriesgarse por su propio bien. Jesús no busca gente que salta de los puentes con cuerdas elásticas, ni pilotos que planean en aparatos voladores caseros, ni corredores de autos que persiguen tornados. Caminar sobre el agua no es algo que Pedro hiciera con propósitos recreativos. Esta no es una historia sobre deportes peligrosos, es acerca de discipulado radical. Eso significa que antes que Pedro salga de la barca, más vale que esté seguro de que Jesús piensa que es una buena idea. Por eso es que pide claridad: “Si eres tú… mándame”.
Y creo que, en la oscuridad, Jesús sonrió. Tal vez se carcajeó, y todo debido a que una persona en la barca, entendió. Pedro tuvo una vaga noción de lo que el Maestro hacía. Y no solo eso, tuvo suficiente fe para creer que también podía compartir la aventura. Decidió que quería ser parte de la historia del primer caminante sobre el agua: “¡Mándame!”
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