(2 Reyes 6:24 - 7:20)
El cab, sólo mencionado en 2 Reyes 6:25 parece haber sido una medida de áridos. Fue usado en Egipto, y también se menciona en documentos judíos del siglo V, de Egipto, y con frecuencia en la literatura judía posterior como igual a 4 logs.)
Se traduce generalmente como "medida": en (Génesis 18: 6). Y en (1 Samuel 25: 18). Es 1/3 de un bato según la tradición rabínica, medida de áridos para harina o granos.)
“estiércol
de palomas”, aparentemente en el hebreo original no es necesariamente lo que supuestamente
es en español, es una traducción desafortunada. Es más bien un tipo de comida
muy barata pero no es lo que parece.
Y entonces
vamos a saltar a 2Reyes 7:1,9
Hermanos, en
2 Reyes 6: 8-23 vemos al Rey de Siria que estaba continuamente
atacando al pueblo de Israel. Y vemos como el profeta Eliseo iluminado por
Dios, obró un milagro de manera que el ejército Sirio fue derrotado y regresado
a su patria avergonzado. El profeta Eliseo pidió que su criado pudiera ver la
gloria de Dios, y al criado se le abrieron los ojos y vio que estaban cercados
ellos de ángeles y de carros de fuego para defenderlos. El ejército sirio fue
cegado y confundido mentalmente y llevado al centro mismo de la ciudad de
Samaria. Allí el rey les dio de comer y luego los envió de regreso a su patria,
derrotados y humillados.
Quien
hubiera pensado que después de este gran favor que le hicieron al ejército
sirio, ellos hubieran dicho: ‘bueno, nos derrotaron y fueron bondadosos con nosotros,
vamos a dejarlo allí y nunca más volvamos a atacarlos.’ Sin embargo, ¿qué
sucede? Vemos otra vez que el ejército sirio vuelve a la carga y una vez más
sitian a Samaria, la ciudad capital, y proceden a atacar al pueblo de Israel. Y
esta vez el cerco es mucho más fuerte que nunca. La crisis llega a la ciudad en
una manera terrible, y se nos da una ilustración de cuán terrible es el estado
de crisis de la ciudad. Dos jóvenes mujeres con sus niños hacen un trato de que
una le va a dar de comer a las dos a su hijo y que cuando se acabe esa comida,
la otra va a entregar a su hijo para que también ella lo comparta, tal era el
hambre que había en la ciudad. Y la segunda mujer no se avergüenza de ir ante
el rey y pedir que el rey “haga justicia” obligando a la otra mujer a que
entregue a su hijo para comérselo. Y el rey escandalizado, y abrumado por el
estado de crisis en que ha llegado su gente, se desploma prácticamente, y la
gente puede ver cuando el camina por la ciudad todo desalentado que está
cubierta su piel por dentro de silicio en señal de luto delante de Dios. Y en
esa primera parte del relato vemos varias cosas:
1. Siria y
el rey de Siria en su odio contra Israel persistente, es un tipo de Satanás en
su odio contra el pueblo de Dios. Satanás siempre maquinando y buscando formas
de destruir a los hijos de Dios. El elemento del mal siempre tratando de hacer
daño en nuestras vidas, buscando diferentes estrategias, poniendo trampas y
tratando siempre de destruir el estado de bien de la gente de Dios. Y vemos
esto, que Satanás nunca se da por vencido. Fue derrotado una vez, pasa un corto
tiempo pero luego vuelve una vez más a la carga. Y ahí tenemos una primera
lección espiritual para nuestras vidas: nunca podemos bajar la guardia con
respecto a nuestra vida espiritual. El pueblo de Dios, y me refiero a ti y a
mi, siempre estamos en un estado de guerra espiritual.
Aún mientras
nos movemos en el mundo secular del tiempo y del espacio, tenemos que entender
que siempre está esa dimensión de la cual hablamos el domingo pasado, esa
dimensión espiritual donde se mueven los poderes del diablo y de Dios. Aún
mientras vivimos en el siglo XXI, el siglo de la psiquiatría y el siglo de la
ciencia, tenemos que entender que esas reglas no han cambiado. Esa insistencia
de Satanás la vemos, por ejemplo, en la tentación de Jesús en el desierto.
Cuando el Señor fue tentado por Satanás en el desierto, Jesús lo venció varias
veces y finalmente dice la Escritura que cuando el Señor finalmente le dijo:
“Vete de aquí Satanás, apártate” dice que Satanás se fue y lo dejó por un
tiempo. En otras palabras, en muchas otras ocasiones el Señor tuvo que
confrontar los esfuerzos del enemigo por desestabilizar y destruir su
ministerio.
El apóstol
Pablo nos dice que seamos sobrios y velemos porque nuestro adversario, el
diablo, como león rugiente anda alrededor y eso es una imagen de insistencia y
consistencia, anda alrededor buscando a quién devorar. Y la Biblia también dice
que nuestra lucha no es contra sangre y carne sino contra estados y potestades.
Por lo tanto tenemos que vestirnos con toda la armadura de Dios. De hecho yo
creo que esa es una de las perspectivas o una de las actitudes más importantes
del pueblo de Dios que se identifica con una mentalidad sobrenatural. Y
recuerden que yo les he dicho muchas veces, que nos ayude como iglesia a
adoptar esa mentalidad sobrenatural. Esa mentalidad tiene diferentes
componentes y uno de ellos es el componente de la guerra espiritual.
Hay muchos
miembros de nuestro Señor Jesucristo y muchas buenas iglesias que a pesar de su
buena teología, no tienen en el lugar adecuado, ese concepto de guerra
espiritual en la cual se encuentra el pueblo de Dios continuamente. Y eso no
quiere decir que le demos más lugar o más importancia al diablo de la que merece,
es simplemente entender que el elemento de la lucha espiritual es algo de gran
importancia en la vida del creyente, junto con otras enseñanzas. Tenemos que
tener un balance, en otras palabras. Y ese concepto tan importante de guerra
espiritual continua nos lleva a un segundo concepto que es parte de la
mentalidad sobrenatural también.
2. Y ese es
el concepto del poder, de la unción. Ahora el concepto de la guerra espiritual
nos lleva a este concepto de tener poder sobrenatural sobre nuestras vidas. El
pueblo de Dios, el pueblo que se suscribe a una mentalidad sobrenatural por eso
insiste tanto en la importancia del poder espiritual también. ¿Por qué? Porque
si uno está en guerra, la guerra requiere poder. Por eso es que el apóstol
Pablo dice en Efesios 6 que nuestra guerra, es decir nuestra lucha es contra
poderes espirituales.
Y entonces
concluye: “por tanto vestíos de toda armadura de Dios. Ahí está el concepto de
poder. Y por eso es que el pueblo de Dios siempre debe estar deseoso y
hambriento de encontrar esa fuente de poder. Y eso nos lleva a que como
necesitamos poder, ese poder viene del espíritu santo, una vida de intimidad
con el espíritu santo, de compenetración del poder que está en Dios por medio
de la oración, del ayuno, de la lectura de la Palabra.
No es
suficiente venir a la iglesia, o dar diezmo o leer ni siquiera la Biblia. No es
suficiente tener mucha información acerca de teología, o digamos acerca de
historia de la Biblia o cosas por el estilo. No es suficiente simplemente
identificarse como miembros de una religión cristiana. Se necesita siempre
estar hambriento y siempre estar buscando esa fuente de poder, esa intimidad
con Dios, esa es la clave para una vida victoriosa.
Es decir,
esos son dos principios, hay muchos otros, en la vida sobrenatural pero esos
dos son muy importantes y tenemos que entenderlos. Y aquí en este pasaje se
hace muy obvio ese juego de estos dos principios, donde el rey con todos sus
principios y sus buenas intenciones se encuentra impotente para lidiar con este
ejército que está insistentemente atacando su nación. Este rey evidentemente
está sensitivo al sufrimiento de su gente, pero lo único que puede hacer es
lamentarse y ponerse silicio en su cuerpo y adoptar una postura religiosa pero
no efectiva contra el enemigo que asedia a su pueblo. Mientras tanto el enemigo
va ahogando y estrangulando más y más a la capital de Israel y a toda la
nación.
Una de las
cosas que me motivó a meditar en este pasaje es que nosotros estamos en un
tiempo en que Satanás ha establecido un cerco muy cerrado sobre esta nación y
su cultura, vemos que como en el tiempo de este rey la gente ha llegado a un
punto de deterioro espiritual máximo como estas dos mujeres lo reflejan. Pero
también en este tiempo es lo mismo, es la comparación, vemos que en este tiempo
hemos llegado a un deterioro espiritual igual, donde el enemigo se ha apoderado
y no hay nada que lo pueda resistir. Aún la iglesia está reducida hasta un
simple contemplar esto que está sucediendo y nos estrujamos las manos desesperados
sin saber qué es lo que vamos a hacer. Es decir, los organismos oficiales ven
el deterioro, y ni la iglesia oficial ni el gobierno oficial tienen en realidad
poder para poder cambiar la situación que se presenta.
Este rey
saca su frustración sobre por la iglesia poderosa, verdadera, representada por
Eliseo. El rey parece que tiene resentimiento contra el profeta a quien
identifica con lo que está sucediendo. Por eso el rey dice más adelante: “así
me haga Dios y me añada, si la cabeza de Eliseo, hijo de Safat queda sobre él
hoy”. Me recuerda cuando Jezabel hizo una amenaza bastante parecida con el
profeta que es anterior a Eliseo que es el profeta Elías.
Cuando Dios
envía su juicio sobre las naciones y sobre los gobiernos que se han apartado de
Dios muchas veces esos gobiernos reaccionan contra la iglesia persiguiéndola e
identificándola hasta cierto punto con el deterioro que está experimentando la
sociedad. Y sin embargo vemos aquí que la única esperanza para esa nación
cercada por el enemigo es precisamente la iglesia de Dios representada por el
profeta Eliseo. El profeta Eliseo decide reaccionar ante la frustración del rey
y fíjense aquí la misericordia de Dios, que en vez de Dios enviar su juicio
contra este rey confundido y hostil decide intervenir a favor de la nación y
salvarla de su situación de aprieto.
Eliseo se
acerca a este rey y viene a él con una profecía completamente extraordinaria y
fuera de serie. Eliseo le dice al rey: “mañana a estas horas valdrá el seah de
flor de harina un siclo y dos seahs de cebada un siclo a la puerta de Samaria”.
Es como si dijéramos que hay un hambre grande en este país y dijéramos que una
libra de arroz cuesta 100.000 pesos y un pote de aceite de 12 onzas cuesta 150.000
pesos, y todos los sistemas económicos indican que es imposible que haya un
cambio por muchos, muchos años. En ese momento se levanta una voz profética y
dice: mañana a esta misma hora, digamos las 10.40 de mañana, esa libra de arroz
que valía 100.000 pesos va a valer 250 pesos
y ese pote de aceite que valía 150.000 pesos va a valer 400 pesos. Imagínese la
gente diría, ¡imposible, eso no puede suceder!
Cuántos
saben que para Dios nada es imposible. Dios muchas veces espera que las cosas
lleguen a su punto de máxima maldad y crisis para entonces intervenir. Lo hemos
visto continuamente. En nuestra vida asimismo en nuestras vidas las cosas
pueden llegar a su punto de mayor dificultad y desesperación y es el momento
que Dios está esperando para entonces entrar con su poder bondadoso y hacer la
obra de restauración. ¿Por qué? Porque Dios siempre quiere manifestar su
gloria.
Muchas veces
El artificialmente establece las cosas de manera que sea claro de que el hombre
no tiene la respuesta, y que si se da alguna respuesta tiene que ser por El y no
por nadie más. Ese es uno de los temas más constantes a través de toda la
Escritura. Lo vemos en el Libro del Éxodo cuando el ejército egipcio está
cercando al pueblo de Israel y el mar está enfrente y no hay nada qué hacer, y
el mismo Moisés se desespera y Dios entra y sale con una solución espectacular
abriendo el Mar Rojo.
Lo vemos con
Gedeón con sus 300 hombres contra un ejército de miles. Lo vemos con David
peleando contra Goliat. Lo vemos con Lázaro hediendo durante 4 días en la tumba
y el Señor esperando hasta que llegue ese momento para entonces obrar una
resurrección. Dios se toma su tiempo.
Y yo pienso,
hermanos, que en este tiempo cuando la maldad del hombre parece estar llegando
a su máxima expresión es el tiempo precisamente en que Dios quiere intervenir
con un poder poderoso de su espíritu, este es el tiempo. Y se necesita una
iglesia como lo que representa el profeta Eliseo, con una mentalidad
sobrenatural que sea como una antena que pueda recibir el poder de Dios y
canalizarlo entonces hacia la sociedad. Una iglesia que esté buscando más y más
del poder de Dios, menos del espectáculo y más de la intimidad con Dios.
Pero muchas
veces Dios quiere que su iglesia asuma esa mentalidad sobrenatural de no venir
solamente al show sino que cada persona que viene, entienda que venimos aquí
como guerreros espirituales para buscar la bendición de Dios en nuestra vida.
Yo le pido al Señor que todos ustedes y yo podamos crecer en cambiar de formato
y de percepción de lo que es verdaderamente venir a la casa de Dios. ¿A qué
venimos y qué venimos a buscar? Y que según vayamos nosotros madurando más en
el espíritu, se haga posible soltarnos más al fluir de Dios, como Dios quiere
en nuestras reuniones y nuestras vidas. Porque es la única manera, yo creo, en que
Dios va a hacer la obra que El tiene que hacer en esta sociedad. La situación
está demasiado desesperada para que se pueda solucionar con estrategias de
hombres.
Como en el
caso de Jericó, otra situación desesperante, el muro de la ciudad, el muro de los
enemigos de Dios está cerrado, bien cerrado y el pueblo de Dios con su propia
fuerza no tiene la capacidad para derribar y romper ese muro y derrotar al
enemigo. Solamente por una revelación de la estrategia divina podrá el pueblo
de Dios hacer caer ese muro y entrar y derrotar al enemigo. Y así será con
nuestras vidas también, porque cada uno de nosotros tiene su propio ejército
sirio cercando nuestra vida matrimonial, nuestra vida de salud, nuestra vida
emocional, nuestra vida con nuestros hijos, de trabajo, financiera y
necesitamos de la estrategia divina, del poder poderoso de Dios para romper ese
cerco del enemigo. Y necesitamos usar las armaduras de la fe, por eso es que de
nuevo el apóstol Pablo dice “vestíos de toda la armadura de Dios”.
Esa es la
iglesia que Dios quiere, una iglesia con una mentalidad de poder. Yo me dirijo
a todos esos hermanos nuevos en la fe que están viniendo a nuestra iglesia. Yo
les suplico que desde el principio se comprometan a adoptar esa mentalidad
sobrenatural en sus vidas. No se formen en una mentalidad religiosa
institucional. No coman de ese pan viejo que no tiene ningún nutriente dentro
de el. Tenemos que beber de ese vino nuevo de la revelación del poder de Dios.
Eliseo sale
con un arma totalmente inadecuada por los principios de la razón, digamos.
Simplemente una palabra, una pronunciación de una palabra profética. Eliseo
declara algo que va a suceder para el otro día, es algo tan revolucionario y
tan escandaloso que uno de los nobles del rey se ríe y expresa su escepticismo
y dice que eso es imposible aún si Dios interviniera, eso no se podría dar. De
nuevo este oficial del rey es símbolo del establecimiento, es decir el ala
oficial de la sociedad que no puede pensar en términos espirituales, que
siempre está pensando en términos de la razón y conforme a los patrones del
hombre y no de Dios. Y qué le dice Eliseo: “He aquí, tu lo verás mañana con tus
ojos pero no comerás de ello”.
¿Por qué,
hermanos? Porque cuando uno no tiene fe, nunca va a experimentar en su propia
vida los milagros de Dios. Podrás ver a Dios obrar en otros pero tú no podrás
experimentar la saciedad, la satisfacción de ver a Dios intervenir en tu propia
vida, porque es solo por fe. Por eso es que otro de los conceptos de la
mentalidad sobrenatural es la necesidad de fe. Y la fe es el resultado de toda
una serie de prácticas en nuestras vidas, que van aumentando. Es como la salud
espiritual del creyente, la fe. Como un niño que crece saludable porque se
alimenta bien, tiene una buena vida familiar, recibe amor, hace ejercicio y
todas estas cosas contribuyen a su vigor espiritual.
Asimismo el
creyente de fe llega a esa postura de fe porque ha comido de esa palabra,
porque se ha mantenido en oración, porque se mantiene en comunión con otros
hombres y mujeres de fe, porque participa de todas esas cosas que van
contribuyendo para su fortalecimiento espiritual. La fe es el hilo, el
conductor del poder de Dios. Sin eso no podemos recibir la gloria de Dios en
nuestra vida.
Inmediatamente
después de esta declaración del profeta Eliseo el escenario cambia
inmediatamente. Y se nos presenta a 4 hombre leprosos parados en frente de la
ciudad, y estos 4 hombres representan algo muy interesante y es el tipo de
personas que Dios quiere usar en este tiempo para revelar lo que el va a hacer
y está haciendo ya. Estos hombres son representativos de otro elemento
constante en toda la escritura. El Dios que usa a las personas que nadie más
quiere usar. El Dios que usa a los de abajo y a los de afuera. No había nadie
más despreciado en esos tiempos del antiguo Testamento y del Nuevo también, que
una persona leprosa. Se les tenía miedo por el temor al contagio, primeramente.
Se les tenía miedo también por las deformaciones físicas que causaba la lepra,
y se les tenía miedo también porque religiosamente eran impuros y cualquier
contacto con ellos también hacía que la otra persona quedara impura delante de
Dios, supuestamente. Y por eso los encontramos a ellos en la entrada de la
puerta, es decir en las afueras de la ciudad. Y eso representa que Dios quiere
usar a los pequeños de esta tierra.
Yo creo, y
con esto no quiere echar a nadie al lado, que Dios quiere usar a las iglesias
humildes y a veces a las iglesias étnicas de esta nación para traer un
avivamiento a esta nación. Las iglesias pobres, a las que nadie está poniendo
mucha atención porque no están en los lugares estratégicos, ni tienen el
dinero, ni tienen la posición social, pero que son humildes y están deseando, y
creen en el poder de Dios. Estos hombres también tienen algo interesante y es
que se encuentran en un estado de desesperación, no les importa vivir o morir.
No tienen nada que perder, son leprosos, ya están fuera al margen de la
sociedad. Su posición física se refiere también a su posición social, espiritual,
en todo sentido de la palabra. Yo creo que irónicamente, el hecho de estar
afuera es lo que les permite pensar en una forma diferente a los que están
adentro, el rey, sus nobles y toda la gente que está en el poder.
Miren lo que
dice el versículo 3: “Había en la entrada de la puerta 4 hombres leprosos los
que dijeron uno a otro: ‘¿Para qué nos estamos aquí hasta que muramos? Si
tratáramos de entrar a la ciudad, por el hambre que hay en la ciudad moriremos
en ella y si nos quedamos aquí también moriremos. Vamos pues ahora y pasemos al
campamento de los sirios, si ellos nos dieran la vida viviremos y si nos dieran
la muerte, moriremos.”
Están
pensando en una forma muy cuerda. Han llegado al punto de la desesperación. No
les importa si viven o mueren, de cualquier manera vamos a morir entonces vamos
a entrar en acción.
Hermanos yo
creo que los individuos que aprenden a pensar fuera de la caja, fuera de lo
oficial, fuera de lo religioso, fuera de lo institucional, esas son las
personas a quienes Dios les va a dar la estrategia para llevar a cabo su obra
en este tiempo. Aquellos de nosotros que estemos dispuestos a adoptar una
actitud de que si vivimos, vivimos y si morimos, morimos.
Esa fue la
actitud de Ester, “si perezco, que perezca” pero yo voy a hacer algo,
recuerdan. Saben qué hermanos, Dios no te puede usar hasta que tú no entregas
tu vida, hasta que tú no adoptes una actitud de muerto aquí en la tierra. El
Señor Jesucristo dijo “Si el grano de trigo no cae a tierra y muere, queda
solo, es decir no da fruto” ¿recuerdan? “Pero si muere lleva muchos frutos”.
Hasta que tú
no entregas todo, tú no puedes recibir el todo de Dios y hasta que nosotros no
nos hacemos pobres en nuestra humanidad orgullosa y autosuficiente, Dios no
puede entrar con su nueva revelación, con su nuevo vino y llenarnos. Hay que
vaciarse para recibir la unción de Dios en tu vida.
El Señor
Jesús le dijo al joven rico: “Si tu quieres experimentar la paz de Dios, toma
tus bienes y véndelos, toma el dinero dáselo a los pobres y entonces despojado
de todo, ven y sígueme:” Pero conocemos la historia, el joven rico no pudo
deshacerse de su autosuficiencia, de su posición social y por lo tanto se fue
triste y decepcionado.
Yo creo que
las iglesias están llenas de personas que están en la iglesia pero que la
iglesia no está dentro de nosotros. Que no nos hemos vaciado de nuestro amor al
mundo, a nuestro yo, a nuestra comodidad, o a nuestras posesiones materiales. Y
todavía estamos como el grano de trigo, entero. Le decimos a Cristo, quebrántame
pero estamos cerrados a la obra de Dios en la vida. Y hay todavía mucha gente
que dice, ‘no mi tiempo es mío’, ‘mi dinero es mío’, mi familia es mía, mi
profesión es mía, mi descanso es mío, mi novela es mía, mi televisor es mío, y
cuando el Señor viene y nos pide estas cosas para entrarnos en una dimensión
más profunda de su gloria le decimos: “no Señor, ahí tu no puedes entrar porque
eso es demasiado precioso para mi”, y hasta que nosotros no llegamos al punto
en que le hemos dado todos los títulos de propiedad a Dios y El es quien los
tiene en su Reino, no podemos ver la gloria de Dios en nuestra vida. Hasta que
no llegamos a la posición de estos leprosos que no tenían nada que dar, no
tenían nada que perder, no tenían nada que defender porque lo habían perdido
todo ya. Hasta que Dios no nos ha quebrantado, hermanos, hasta que no nos haya
llevado a un punto donde no deseamos más que su gloria en nuestras vidas y no
tener nada de nosotros sino todo vendido todo a Dios, no podremos ver la gloria
de Dios. Por eso es que estos leprosos están en esa posición estratégica en ser
los primeros que detectan que la situación ha cambiado radicalmente.
Hay muchas
mas cosas que decir pero quizás más adelante continuaremos con este pasaje. En
realidad lo que más me interesó a mi de este pasaje es lo siguiente, la
situación ha cambiado y nadie se da cuenta. Los sirios habían sido derrotados,
habían huido. El pueblo estaba libre para moverse y sin embargo todo el mundo
en Samaria estaba con una perspectiva de que todavía estaban cercados y estaban
asediados por el rey de Siria. La realidad ha cambiado pero no hay
discernimiento para entender ese cambio radical en el pueblo.
La impresión
más grande en este último tiempo en mi vida es que la realidad de esta nación
ha cambiado. En medio de una situación que parece terrible allá afuera y no nos
damos cuenta de que Dios nos ha entregado al enemigo en nuestras manos y
tenemos que darnos cuenta de eso.
En mayo 17,
2004 los homosexuales comenzaron a casarse en varias ciudades del mundo y sin
embargo yo insisto en que este es el tiempo en que Dios ha declarado un cambio
en la realidad espiritual de esta nación. Y que ya el pueblo de Dios tiene que
comenzar a moverse asumiendo que el enemigo ha sido derrotado y que la tierra
está en nuestras manos para poseerla. Que nosotros tenemos que obrar ahora para
ir y despojar, como hicieron los hebreos, que llegaron al campamento y se
aprovisionaron de todo lo que pertenecía al enemigo y lo usaron para tener una
gran celebración y una gran fiesta.
Hermanos, yo
no tengo una justificación racional ni siquiera circunstancial para expresar
esto pero yo siento en mi espíritu que yo tengo que declararlo verbalmente
porque cuando declaramos las cosas como Eliseo, entonces se hacen reales en
nuestras vidas. En mi mente yo me digo, Giovanni tu estás loco en decir esto en
este tiempo, sin embargo yo entiendo que nosotros tenemos que obrar por medio
de la palabra profética que declaramos en el nombre del Señor y en fe. Esa es
la acción que yo estoy tomando en lo personal en este tiempo. Estoy tomando un
gran riesgo al decir esto, pero yo siento que cuando sentimos que Dios nos
habla en el espíritu tenemos que hablar por fe aunque nada nos justifique en el
mundo exterior.
Yo le digo a
este pueblo, hermanos atrevámonos a predicar el evangelio a nuestros amigos, a
nuestros vecinos, a nuestros familiares porque la unción de Dios está en
nosotros para traer a la gente a la iglesia. Dios quiere que tú te atrevas a
hacer cosas raras y atrevidas en tu vida creyendo que Dios las va a honrar y
las va a bendecir, cada uno de ustedes, hermanos.
Comience a
orar por la gente para sanidad. Comience a atreverse a evangelizar a otros e
invitarlos a la iglesia. Comience a dar atrevidamente creyendo que Dios le va a
bendecir y le va a honrar. Comience a hablar en fe de que Dios va a cambiar su
situación familiar, o emocional o financiera, o de empleo o de vivienda.
Inmigración Dios puede cambiar todas esas cosas. Comience a obrar, a hablar y a
moverse con fe en el espíritu y crea que Dios va a respaldar su vida y va a
llenar de su unción su vida, porque Dios ha derrotado al enemigo como hizo con
el ejército sirio y dios nos ha entregado toda la tierra que pise la planta de
nuestros pies. En este tiempo nosotros vamos a ver la gloria de Dios
manifestada, la vamos a ver como nunca antes en la historia. Y Dios nos dice
preparemos nuestros corazones y nuestras vidas porque El va a hacer cosas que
van a llamar la atención de todo el mundo. No miremos a las circunstancias,
comencemos a discernir la realidad como Dios la ve no como la ve la gente
corriente. Llenémonos del espíritu santo. Adoptemos la perspectiva bíblica
espiritual y movámonos creyendo que Dios va a honrar nuestra fe. Adoptemos una
mentalidad desesperada, violenta como la de los leprosos y tomemos acción
diciendo “bueno, si morimos, que muramos” pero vamos a hacer algo. Despojémonos
de todo interés personal de comodidad o de defensa de nuestros propios
intereses y entreguémoselo todo al Señor y entonces veremos como El nos
devuelve todo con creces, bendecidos.
Vamos a
ponernos de pie y vamos a pedirle al Señor que haga descender sobre nosotros
ese espíritu sobrenatural, esa mentalidad. Atrévete en el nombre del Señor.
Atrévete a pronunciar. Hermanos por favor, vamos a pedir que el Señor nos
devuelva su poder, vamos a decirle al Señor: “Señor cambia mi corazón, cambia
mi mente. Te pedimos en el nombre de Jesús, que nos visites con tu poder y que
cambies nuestra mente incrédula. Te damos gracias Señor, porque tú has cambiado
la realidad alrededor de nosotros.
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